Cronicas Nipponas I

De nuevo a la carga con una nueva serie de anécdotas y cosas curiosas de un nuevo viaje esta vez visitando el país del sol naciente, 14 días en Japón que seguro dan para mucho, acabamos de empezar y ya tengo como para 5 posts 🙂

Voy a intentar agruparlo por temáticas.

 

BAÑOS

En todo baño japonés que se precie lo primero destacable es el retrete. Esa taza con sus botoncitos con los que puedes por un lado regular la temperatura del asiento, por otro tienen un chorrito de agua que también puedes regular en intensidad y en la zona a la que quieres que apunte. También tienen una musiquilla para que no se oiga lo que haces en el baño, aire para secar tras el chorrito y algunos incluyen incluso un desodorizador o similar para usar después.

Las primeras veces es un poco complicado pero para eso están las sencillas instrucciones que siempre encuentras en algún lado.

Retrete Japon

Instrucciones retrete Japon

Y bueno, luego están esos en los que por mucho que miras es casi imposible encontrar la cisterna o aquellos que, sólo con abrir la puerta levantan automáticamente la tapa…

Otro punto a destacar en el baño es que generalmente tienen ducha y bañera, pero el tema de la bañera es algo un poco curioso. Digamos que la bañera es bastante más profunda de las que tenemos nosotros (como el doble) pero más corta con lo que parece más bien un barreño grande. No sé muy bien cómo se meten ahí o para que, quiero decir, para relajarse imposible porque tendrías que estar sentado o similar, para limpiarse tampoco porque eso lo hacen antes de entrar en la bañera… en fin que no entiendo muy bien para que sirve pero si está ahí por algo será.

 

SEGURIDAD

La verdad es que en cuanto a seguridad poco se puede comparar con Japón, son tan educados que es casi imposible que alguien robe algo, ¡si es una ofensa dejarles propina, que no será robar!.

Asique puedes ir por la calle tranquilamente, sin tener que preocuparte de llevar el bolso en la espalda o similar. No obstante siempre hay excepciones… y una de ellas me ocurrió el otro día.

Caminábamos tranquilamente por un parque cuando ¡intentaron robarme el móvil que llevaba en la mano! y encima el ladrón no contento con eso, sin pudor alguno, se dirigió al bolsillo trasero de mi pantalón donde llevaba unos mapas importantísimos y me los arrancó de un tirón. Y para colmo, no se le ocurre otra cosa que empezar a comérselos allí mismo, delante mío. Asique cuidado con los japoneses que van de respetuosos y a veces engañan.

Por cierto, el ladrón era un ciervo lo que le da más relevancia a la cosa. Tu le ves ahí, tan majo, recordándote a Bambi y claro se aprovecha de eso y te lo paga así.

 

FAUNA

En cuanto a animales varios, ya os he contado mi aventura con un ciervo pero no ha sido este el único animal con el que nos hemos cruzado.

En muchos sitios aparecen cuervos bastante grandes que pasan rozándote en busca de comida. En muchos ríos y lagos hay unas carpas de un tamaño impresionante, de esas que piensas que si te caes al agua podrían casi merendarte.

Capítulo a parte merecen nuestras compañeras de casa en Kyoto. Hay que decir que la casa estaba impecable, mas que limpia, lo que pasa es que además de nosotras tenía otras habitantes.

Yo me dí cuenta el día que llegamos, al entrar al baño vi que algo se movía y que salía corriendo por debajo de la puerta.  Sólo llegué a ver algo grande que corría mucho y preferí no pensar más en ello… Al segundo día, cuando llegamos, Angela se dio cuenta de que había una cucaracha asomándose por debajo del microondas. Sólo diré que medía casi como un dedo de la mano y que era de esas con el caparazón resistente… A pesar de que podríamos estar condenando nuestra alma y de que en este país podría tratarse de un mensajero de los dioses empezamos a planificar nuestra estrategia para terminar con ella.

¿Insecticida? no había, en cambio encontré un bote de un liquido amarillo que era algún tipo de detergente y que no sé porque imaginé que podría atontarla de alguna forma. Además el envase era de esos con gatillo con lo que era muy práctico. Como eso no era suficiente me hice con una zapatilla, que eso siempre vale para todo.

Comenzamos la pelea. Ella corriendo por la cocina, yo disparando el liquido amarillo por todos lados y acertando una de cada 5 veces, Angela moviendo muebles, cuando parecía que ye estaba atontada… ¡zapatillazo! … se escapa de nuevo, le tiro la papelera encima, otro zapatillazo… descanse en paz.

Entonces comenzamos a reírnos de la situación cuando de repente… ¡hay otra subiendo por la pared! de nuevo el líquido amarillo y los zapatillazos, esta vez, con la experiencia adquirida, conseguimos abatirla antes.

Desde ese día siempre mirábamos las habitaciones antes de entrar y cerrábamos todo por si acaso.

La última noche, ya en la cama, de repente Angela detecta algo que se mueve en el techo… ¡otra más!. Esta vez el tema era que estaba en la habitación y como no la pilláramos a ver quien dormía esa noche… El primer intento de zapatillazo de Mare no acaba con ella y lo que es peor, hace que se caiga al suelo y empiece a correr por la habitación. Yo vuelvo por el líquido amarillo que tan bien me funcionó :). Se mete detrás de mi cama y como no la veíamos decidimos levantarlo todo y quiero decir TODO. Fuera funda nórdica, fuera colchón, cada una con su zapatilla, con linternas para buscar mejor… dejamos la habitación que parecía que había pasado un terremoto.

Cuando estábamos levantando la segunda cama de repente apareció por otro lado… un poco de líquido amarillo, un par de zapatillazos más y problema resuelto… o más o menos porque esa noche dormimos con un ojo abierto…

 

Y esto es todo por ahora, tenemos muchas más curiosidades, en cuanto saque otro ratito sigo contando.

Arigato Gosaimaaaasssss!

 

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