Australia – El viaje (o la odisea)

Comenzar las crónicas de la aventura diciendo !llegamos a Sydney, por fin! y solo nos llevo 36 horas…

Salimos de Madrid a las 5.15 de la madrugada del miércoles y llegamos a Sydney a las 8 del viernes. Entre tanto escalas en Londres y Ho Chi Ming.

Madrid – Londres

Este primer viaje, sin muchos problemas, salimos de la capital con algo mas de una hora de retraso pero el viaje no duraba mas de 2 horas asique lo llevamos bastante bien. Una pequeña siestecita en el avión y cuando nos dimos cuenta estábamos aterrizando.

Londres – Ho Chi Ming

En el aeropuerto de Gatwick sin problemas, poco mas de tres horas, lo justo para cambiar de una terminal a otra, dar un paseito, ver las tiendas, etc. Aquí los primeros «problemillas» con el idioma, pero nada grave. Teníamos que esperar un bus que nos llevaba de una terminal a otra, nos encontramos un tipo que nos cree perdidas y nos dice si esta todo ok, si, le digo, estamos esperando el bus, – nota? me pregunta -¿que? – nota? – Uhmmm yes, yes -Ok it’s coming … luego pensando deduje que quería decir «north terminal» … luego llego el autobusero, nos preguntó varias cosas a las que respondí sin problemas, pero luego me dijo algo del vuelo que no entendí muy bien y le conteste «nuestro vuelo sale en unas 2 horas», me miro algo extrañado y me volvió a preguntar, «no cuando, sino con que compañía» … ahhh.

Este segundo vuelo lo hicimos con Vietnam Airlines, famosa compañía aérea que nadie conoce… pese a todo el avión no esta nada mal, bastante grande, de 3 columnas de 3 asientos cada una y totalmente lleno. ¿El problema? son las leyes aéreas que no entiendo como no prohíben viajar con niños, !menudo viajecito! ya me daba mal rollo eso de estar en la sala de embarque y ver muchos bebes pero al entrar y ver que estábamos rodeadas, estuve a punto de pedir cambio de avión, 12 horas por delante podían ser un infierno… y lo fueron.

Al poco de despegar nos dieron de cenar pese a que a nosotras nos correspondía la comida. Cenamos y de repente, a eso de las 4 de la tarde deciden que van a tomar el horario de Vietnam, bajan las persianas, apagan las luces y toca dormir… como siesta no esta mal pero claro, a los niños no se les engaña tan fácil. Al principio no molesta tanto, te entretienes viendo alguna peli, jugando a los juegos del avión, pero cuando realmente quieres dormir y en el avión no oyes mas que llantos, gritos, canciones, etc no puedes mas que pensar en hacerte político o similar para:

• Prohibir a los niños viajar en avión
• Prohibir a algunos padres tener hijos
• Prohibir ciertas películas en los aviones. Esto lo digo porque cuando tienes un ambiente como ese y entre las opciones de películas que te ofrecen tienes pelis de Schwarzenegger, Vin Disel y Bruce Willis tus deseos de matar se incrementan al 100% y empiezas a ver armas en todo lo que te rodea y planear una muerte de esas que «parezca un accidente».

En fin, que en esas 12 horas no dormimos nada, pese a los tapones para los oídos mas los cascos con música Vietnamita (o chillidos varios) era imposible. Tras desayunar aterrizamos en Ho Chi Ming.

Ho Chi Ming – Sydney

Como no teníamos tarjeta de embarque del ultimo vuelo tuvimos que ir a por ella y a asegurarnos que nuestras mochilas viajaban con nosotras, tras ese tramite en el que el ingles vietnamita no fue ningún problema, nos regalaron otro desayuno en la zona vip de la compañía aérea.

Mientras dimos una vuelta por el aeropuerto no me pude resistir y no falto el obligado grito de «good morning Vietnaaaaaaaaaaaaaam». Luego fuimos a «desayunar» unos noodles y un arroz con pollo y a buscar un sitio para dormir. Encontramos al fondo de una de las salas unos asientos solitarios y pese a que se oían mensajes continuos por los altavoces, que había hueco entre los asientos con lo que no te podías estirar muy bien dormimos casi 5 horas.

Tras otras 12 horas de aeropuerto, tomamos el ultimo vuelo, esta vez «solo» estábamos rodeados por 2 niños pero los asientos eran tan incómodos que tampoco dormimos mucho, pero al menos, solo eran 8 horas de vuelo…

Y así llegamos a Sydney, destrozadas pero con la ganas de vacaciones intactas. Casi muertas pero de vacaciones, pocas muertes puede haber mejores (Tere 😉 😉 )…

¡Hasta pronto!